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sábado, 11 de agosto de 2012
viernes, 3 de agosto de 2012
La importancia de meditar bien las noticias
La
teoría de la inversión eficiente dice que la valoración de los activos
financieros es correcta porque se conoce toda la información y se descuenta.
Evidentemente todos los días y más ahora, estamos sujetos a cantidad de
noticias, tanto políticas, como macroeconómicas, como corporativas que van a
incidir en la valoración de nuestros activos y en las decisiones que los
inversores van a tomar.
Sin
embargo no siempre estas decisiones se toman racionalmente, porque en determinados
momentos podemos estar influidos por el miedo o simplemente nos dejamos llevar
por la tendencia de la mayoría. En esas circunstancias el mercado no resulta eficiente y las decisiones que tomamos pueden resultar
contraproducentes.
Podemos
tener multitud de ejemplos por lo que citaremos algunos que están de
actualidad. Un caso muy habitual es la
evolución de la prima de riesgo. Vemos que cuando ésta aumenta en España de una
manera significativa, inmediatamente el Ibex 35 sufre caídas de por lo menos un
punto porcentual, mientras que si la prima se reduce, el selectivo puede
dispararse. Estas decisiones pueden estar influidas por la psicología, que
relacionan que una mala o buena noticia para un país se tiene que traducir
automáticamente en la evolución del principal índice del país. En este caso el
mercado no discrimina por compañías, que son las que efectivamente hay que
evaluar, produciéndose oportunidades para comprar barato o para vender en plena
subida.
En
ocasiones se produce una noticia importante con el mercado ya cerrado, por lo
que los inversores desde que tienen conocimiento de ella dan las órdenes
pertinentes a sus intermediarios financieros, que fundamentalmente suelen ser
vender (o comprar) la posición a la apertura sin fijar precio alguno, porque lo
importante es salir (ya que las cosas se van a poner mal) o entrar (porque
“esto va a pegar una subida importante”) sin importar a que niveles se cierren
las operaciones.
Ante
situaciones como estas, lo que conviene es reflexionar sobre qué es lo que se
va a hacer ante la aparición de novedades. Las situaciones de pánico, en la que
la gente parece empeñada en vender aquello que más ha caído y en donde más
pérdidas acumulan no suelen ser las más adecuadas. Por lo menos hay que evaluar
cual consideramos que es la valoración que debería tener nuestras acciones,
bonos o fondos de inversión y ver en qué medida puede afectarles una elevación
de la prima de riesgo, la entrada del país en recesión, la eliminación del
dividendo o una revisión de los beneficios estimados de la compañía por la
propia gerencia de la empresa. En muchas ocasiones la influencia no es muy
significativa y no se justifica una compra o una venta solo por la nueva
información, sino que a medio plazo la valoración apenas varía. En otros casos
sí que puede ser importante, pero eso no significa que haya que proceder a
comprar o vender a cualquier precio. Perfectamente puede ocurrir que a la
apertura se forme un precio excesivo debido a la entrada de órdenes masivas, y
que a lo largo de la sesión o en jornadas sucesivas la cotización se suavice y
se acerque a uno más lógico.
Como
conclusión, conviene tener claro cómo actuar con nuestras inversiones. Saber
qué rentabilidad se pretende obtener y si es factible conseguirlo con las
condiciones actuales de mercado y macroeconómicas. Y sobre todo mantener la
cabeza fría, porque en los tiempos en que estamos viviendo, lo que hoy es negro
y nos impulsa a vender porque los mercados caen a plomo, mañana puede ser
blanco y subir en la misma proporción. Si no se está seguro de poder hacer todo
esto por uno mismo, consulte con un asesor financiero independiente.
miércoles, 1 de agosto de 2012
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