La pasada semana leí un artículo donde se exponía el difícil momento que está viviendo el trader de UBS, Kweku Adobolu (seguramente he escrito mal su nombre) puesto que le pillaron con el carrito del helado de 2.300 millones de dólares de pérdidas en operaciones con ETFs. Estos productos financieros indirectos permiten comprar o vender índices completos de cualquier tipo de activo financiero (sobre acciones, bonos, etc.). Comprando acciones de ETF, compras todo el índice sin necesidad de tener que ir acción por accíón. Se hace rápidamente y de manera barata, mucho más barata que realizando esta inversión a través de un fondo de inversión.
El problema de nuestro amigo Kweku es que, debido a la cultura imperante en UBS que fuerza a sus operarios a especular para ganar dinero, tomó apuestas cada vez más arriesgadas que empezaron a costar dinero al banco. Dado que él no quería afrontar el hecho y, a la espera de una mejor racha (esto parece el casino), escondió como hizo Nick Leeson con Barings estas pérdidas y, cuando fueron descubiertas, sumaron la bonita cifra de 2.300 millones de dólares que él no se ha llevado. Ese dinero lo ha ganado otro trader que posiblemente lo pierda más adelante con otro trader.
Las conclusiones de este caso son palmarias:
- Este tipo de actividad es un juego suma cero.
- Las entidades financieras fichas a yogurines para que especulen hasta las cejas. Si sale bien, los controles de riesgos no existen. Si salen mal, alguien echa la basura debajo de la alfombra hasta que otro finalmente limpie la mierda por fuerza mayor.
- Las entidades parecen no aprender de los errores, dado que esto mismo ha sucedido en varias ocasiones en los últimos 15 años (Leesson, Kerviel, etc.). No creo que a las entidades les salga a cuenta, sobre todo sabiendo el riesgo que corren (Barings desapareció)
- En resumidas cuentas, ¿quién gana con todo esto?