miércoles, 25 de abril de 2012

LA IMPORTANCIA DE NO PENSAR EN EL CORTISIMO PLAZO


Hoy hemos asistido a una nueva jornada de  recuperación en los mercados financieros, que nos vuelven a llevar a niveles próximos (o en algunos casos mejores) al cierre de la pasada semana. Parece como si se hubiese borrado la jornada del lunes, en la que, quizás influidos por los resultados de las elecciones francesas, los inversores optaron por ventas masivas en renta variable, a pesar de que los índices estaban en mínimos anuales. Igualmente el miedo se extendió por el mercado de renta fija pública, y se ponía a la venta todo lo que no fuese Alemania, provocando una importante elevación de la prima de riesgo, que llegó a ser la máxima desde la introducción del euro en países “centrales”, como Holanda, Francia y Bélgica. Dos sesiones después, las aguas parecen haber vuelto a su cauce y se recuperan las cotizaciones de las acciones, que ya llevaban incorporadas con una elevada sobreventa, al igual que la prima de riesgo, que también se reduce. De hecho, el diferencial del bono español a diez años con el alemán ha bajado durante la sesión de hoy de los cuatrocientos puntos básicos por primera vez en las últimas semanas. La moraleja que hay que sacar es que no se deben tomar decisiones de inversión a la ligera y especialmente no hay que dejarse llevar por el pánico. Se debe tener la cabeza muy fría y analizar muy bien lo que se tiene y si conviene comprar o vender (si no se tienen los suficientes conocimientos se debería pedir consejo a un asesor financiero independiente), ya que los activos financieros tienen un valor intrínseco y no pasan del blanco al negro de un día para otro.

miércoles, 18 de abril de 2012

MERCADOS EFICIENTES SALVO CUANDO HAY MIEDO.


Partimos de la base de que el mercado es eficiente y descuenta toda la información conocida sobre un activo, e incluso se toman en cuenta determinado rumores que tiene visos de verosimilitud (un aviso de revisión de resultados o de objetivos, una operación corporativa, problemas políticos en los países en los que operan, una enfermedad de un importante directivo…) Sin embargo,  cada vez con más frecuencia nos encontramos con precios de compañías que se van alejando de su valor real ya que el inversor, institucional o privado, le castiga por encuadrase en un sector o tener su sede social en un país determinado. Así vemos como el Ibex 35 lleva un inicio de año bursátil muy negativo, mientras que por ejemplo el Dax obtiene una rentabilidad positiva de doble dígito. Es cierto que España está atravesando por dificultades macroeconómicas serias, como lo demuestra el aumento de la prima de riesgo con respecto a Alemania o los elevados tipos de interés a los que ha colocado la deuda en la última subasta, pero eso no tiene que conllevar implícitamente una pobre evolución de las principales acciones del país, sobre todo en los casos de multinacionales que tienen la mayoría de las ventas y los ingresos fuera de nuestro país.

Otro ejemplo de miedo, y de gran actualidad lo tenemos con la petrolera Repsol: 


Los problemas de la compañía energética con Argentina arrancan a principios de año, dejando caer tanto el Gobierno como las principales Provincias productoras de petróleo que en la coyuntura actual se podrían poner trabas a una YPF no argentina, e incluso proceder a su nacionalización. Durante marzo varias Provincias retiraron su autorización a YPF para la extracción de crudo, lo que aceleró la caída de la cotización bursátil y que muchos analistas procediesen a actualizar sus estimaciones sobre Repsol. Plantearon varios escenarios, incluido el de la pérdida total de YPF (ingresando cero euros por ella) y la mayoría llegó a una sorprendente conclusión: Repsol, ya sin YPF, ofrecía un importante descuento con respecto a su cotización. Excuso decir, que una vez que se ha conocido la nacionalización de YPF, la cotización de Repsol ha bajado de una forma más importante aún, aumentando el potencial alcista de la acción. La explicación, el miedo de los entonces accionistas de Repsol.

Otro ejemplo más claro del miedo a una noticia negativa sobre una compañía la tenemos en los bonos de la propia Repsol:


En concreto vamos a coger el bono de 2017. La petrolera es una compañía que no tiene problemas a la hora de hacer frente a sus pasivos y por ello cuenta con una calificación crediticia cómodamente instalada dentro de “investment grade”. Su comportamiento, como vemos en el gráfico no difiere mucho con la de otros bonos corporativos equivalentes, hasta que a principios de abril los posibles problemas en Argentina aumentaron la rentabilidad por encima del 4%, ofreciendo ya un diferencial interesante con respecto a otros bonos similares. Sin embargo la confirmación de la nacionalización de YPF ha llevado a muchos bonistas a dejarse llevar por el miedo y tomar decisiones cuando menos poco meditadas. Sí es cierto que la pérdida de YPF disminuirá los ingresos futuros de Repsol, pero también lo es que seguramente recibirá un indemnización por YPF (aunque no sabemos si esta será satisfactoria) y que la compañía cuenta con activos susceptibles de vender (participación en Gas Natural) si le fuese preciso para hacer frente a sus obligaciones financieras. Por ello, vender un bono de Repsol con una pérdida de hasta más de un 7% en un día, cuando la rentabilidad de todo un año no llegaba al 4,25% cabe achacarla al miedo. Así se evita tener problemas dentro de cinco años, pero se malvende hoy un buen activo, como si se tratase de un mal “bono basura”.     

Entrevista a Pablo Gaya en el programa Business Connection TV - Grupo intereconomía el 18 de Abril del 2.012





jueves, 12 de abril de 2012

Entrevista a Pablo Gaya en el programa Business Connection TV - Grupo intereconomía el 12 de Abril del 2.012





Entrevista a Pablo Gaya en el programa Business Connection TV - Grupo intereconomía el 12 de Abril del 2.012


-  Repsol YPF llora por Argentina, expropiación del YPF