miércoles, 18 de julio de 2012

¿Fin del efecto retrovisor?


En el mundo de los fondos de inversión se conoce como efecto retrovisor el hecho de que los partícipes tomen sus decisiones de cambio de un fondo a otro en función principalmente de la rentabilidad obtenido por el producto de destino en los meses anteriores. Suele ocurrir que a principios de año es cuando más traspasos de fondos se producen y que las categorías que más captan son las más rentables en el año anterior.

Este comportamiento no siempre resulta muy lógico, porque las circunstancias que han motivado un buen rendimiento de un grupo de productos no tienen porqué mantenerse en el tiempo. Es más, por ejemplo, el hecho de que un fondo de renta variable indonesia se haya revalorizado un 100% en el último año no es garantía de que se vuelva a producir en el futuro, sino que más bien se entra en un producto con un potencial de revalorización en el que ya se ha perdido un 100%. Precisamente por ello, todas las gestoras añaden en su propaganda, por recomendación de la CNMV, la famosa coletilla  “rentabilidades pasadas no presuponen rentabilidades futuras”, para que no sea el rendimiento de un fondo la principal razón a la hora de suscribirlo.

Igualmente tampoco conviene darle la vuelta al argumento y apostar por el producto con el peor comportamiento pasado. Si bien sí es cierto, que en ocasiones la pérdida de valor de un grupo puede ser indicativo de que se encuentra barato (por ejemplo, la corrección de los fondos de renta fija corporativa en 2008 supuso una oportunidad histórica de inversión por el gran incremento que se había producido en los diferenciales de crédito), en otras no indica más que ese grupo sigue en con problemas. Así, no creemos que ahora mismo invertir en un fondo europeo del sector financiero vaya a ofrecer una rentabilidad espectacular, a pesar de lo deprimidas que estén las cotizaciones de los bancos en los últimos años.

Pues bien, comenzábamos diciendo que si no estaríamos ante el fin del efecto retrovisor, porque nos encontramos con que, si analizamos los datos de Inverco, en este primer semestre, no existe mucha relación entre la rentabilidad en lo que va de año y las suscripciones o reembolsos netos por grupos de fondos. Así grupos muy rentables, como renta variable norteamericana apenas registran ingresos, o incluso pierden patrimonio, como renta variable internacional. Y por el contrario, grupos con considerables aportaciones netas, como fondos globales, renta fija a largo plazo o de inversión libre, tienen rentabilidades medias por debajo del 1% o incluso significativamente negativas como el caso de los fondos de gestión pasiva.

Entonces, ¿qué es lo que está pasando con el inversor español? ¿Está empezando a tomar decisiones de inversión atendiendo a las expectativas de rentabilidad futura? ¿Se está notando una mayor cultura financiera o un mayor y mejor asesoramiento financiero al capitalista popular? Mucho nos tememos que no está pasando nada de esto, y lo que subyace, una vez más, detrás de estos datos es la estrategia comercial de los grupos bancarios.

Por un lado se ha reducido en gran medida el patrimonio gestionado por los fondos de inversión en España de la mano de los bancos, que han trasladado dinero en fondos a depósitos porque necesitaban mejorar sus balances. Y por otro lado porque han optado por traspasar parte del dinero en estos productos a fondos garantizados, el auténtico grupo ganador de este semestre. Se trata de unos activos que permiten tener el dinero “cautivo” durante varios años y que resultan muy rentables para el sector bancario, con una importante comisión de gestión, mientras que la gestión es totalmente pasiva.

Esperemos que en el futuro, este análisis que se hace de la evolución del patrimonio de los fondos de inversión en España pueda resultar más satisfactorio porque no sean los grupos bancarios los que decidan como varía éste en función de sus necesidades, sino que sean los propios partícipes los que incidan mediante sus decisiones de inversión, bien por un aumento de la cultura financiera del país o bien porque sea importante la figura del asesor financiero independiente, que orienta al inversor en función de sus necesidades y no en función de las necesidades de la empresa para la que trabaja.

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