La crisis de deuda que está viviendo la zona
ya se ha llevado por delante en forma de quita a Grecia y en forma de rescate a
Irlanda y Portugal. Ahora son Italia y especialmente España las que podrían
seguir el camino de las anteriores. Todo ello ha tenido como consecuencia que
los tipos de interés de la deuda pública de los países con problemas se hayan
disparado por la presión que ponían los inversores a la hora de prestar dinero
a estos países por el miedo a que dichos importes no fueran devueltos en todo o
en parte.
Sin embargo la moneda tiene un reverso. Los
inversores con mayor aversión al riesgo han optado por vender la totalidad de
sus posiciones en este tipo de activos para dirigirse a productos de mayor
seguridad. Esta “huida hacia la calidad”, no ha sido únicamente de inversores
individuales, sino que muchos institucionales se han visto obligados por sus
reglamentos de inversión a abandonar activos que han perdido su condición de
máxima seguridad (AAA en la calificación crediticia de las agencias de rating)
y cambiarlos por los de los países que todavía mantienen la mejor calificación.
El efecto ha sido que una serie de países que
tienen unas finanzas más saneadas han visto como la continúa entrada de nuevo
dinero ha llevado la rentabilidad de sus bonos (por ejemplo la de la referencia
a diez años) a mínimos históricos, o que incluso se estén financiando en las
subastas de deuda a tipos negativos.
Rentabilidad
del bono alemán a diez años.
Lo que sí que parece claro es que se ha
generado una burbuja especulativa que no tiene sentido financiero.
Tipos a diez
años al 1,60% en Holanda, al 1,41% en Finlandia, al 1,20% en Suecia, al 1,18%
en Alemania, o al 0,5% en Suiza cuando históricamente se han situado en el
entorno del 3% o por encima, no son sostenibles. Alguien presta su dinero para
obtener un beneficio económico por ello. Si lo hace únicamente para que se lo
devuelvan o incluso paga por prestarlo (como ocurre ahora mismo en Suiza y Alemania
en plazos inferiores a dos años) por mucho miedo que tenga a la situación
actual, no está bien asesorado.
Por un lado existen muchísimas emisiones de
renta fija con el máximo grado de inversión con una rentabilidad muy superior.
También existen otras emisiones, de menor calificación, pero sin mucho riesgo
que podrían ser buenas oportunidades de inversión (no olvidemos que las
suspensiones de pagos, tanto de países como de corporaciones son irrelevantes
si las comparamos con las que pagan religiosamente). Por último, como decíamos,
nos encontramos ante una burbuja. Cuando la situación económica y financiera se
tranquilice, o haya una intervención coordinada de gobiernos y bancos
centrales, nos vamos a encontrar que la deuda pública de estos países va a valer
mucho menos de lo que vale ahora, con lo que apostar por la seguridad puede
llevar aparejado unas minusvalías importantes si no se espera a vencimiento y
se trata de cambiar la deuda pública de países seguros por otros activos más
rentables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario