martes, 3 de julio de 2012

¿Está garantizado mi garantizado?


Los fondos garantizados son ahora mismo la principal apuesta de los partícipes dentro de la inversión colectiva, representando en la actualidad más del 40% de patrimonio total de los fondos de inversión españoles. Como su propio nombre indica, existe una garantía externa que asegura a los inversores que se mantengan en ellos dentro del periodo de extensión de la garantía, una rentabilidad determinada o por lo menos asegurarse no perder la inversión inicial. Sin embargo con lo que está ocurriendo en España, y en especial dentro del sector bancario, es normal que haya partícipes que tengan dudas sobre lo que le pueda ocurrir a su inversión.

Lo primero que tenemos que mirar es si históricamente ha sido necesario ejecutar la garantía. La respuesta es que sí, pero que apenas es en un número significativo. En los últimos años apenas ha habido una decena de fondos en los que la gestora ha tenido que aportar dinero para cubrir la rentabilidad que se ofertaba. Las gestoras planifican muy bien estos productos (para su interés, por su puesto) y raro es el caso en el que no consiguen la rentabilidad prometida.

Pero la inquietud de los cerca de dos millones de partícipes, viene sobre todo de saber qué es lo que pasa con su garantizado si la entidad bancaria en la que tiene su fondo si esta quiebra. La cosa es muy sencilla. Los fondos de inversión son unos activos financieros que están fuera del balance de los bancos. Esto quiere decir que los fondos en ningún momento ni son del banco ni pertenecen al banco. La entidad bancaria solo es la depositaria, pero las participaciones de fondo son siempre del partícipe. Dicho de otro modo, si yo tengo X participaciones del fondo Y que pertenece a la gestora de fondos del banco A y están depositadas en el banco A, en cualquier momento puedo pedir que se traslade la depositaría a la caja de ahorros B.  En caso de quiebra del banco A, mi inversión seguiría siendo la misma y podría disponer de ella desde la caja B, desde el banco C o desde donde quiera trasladar mi inversión.

En el caso de los garantizados pasa exactamente igual que con el resto de fondos de inversión, pero en caso de quiebra de una entidad bancaria aquí entra en juego el tema de la garantía. Si como suele ser normal, el fondo finaliza su periodo garantizado cumpliendo con la rentabilidad prometida, el partícipe obtendrá la totalidad del dinero que esperaba, pero en caso de que el valor liquidativo no llegase al mínimo pactado, entonces el garante (que siempre es la entidad bancaria propietaria de la gestora) debería pagar al partícipe la diferencia. En caso de quiebra, se iría al concurso de acreedores, y los inversores tendrían muy difícil cobrar esa diferencia, porque habría otros acreedores (bonistas, obligacionistas) con prioridad para cobrar.

Por último hay que tener en cuenta un riesgo que podría afectar a los garantizados, y es que la cartera de bonos sufriese un impago o una quita antes del vencimiento. La mayoría de los garantizados han apostado por deuda española para asegurar la devolución del principal, que hace apenas dos años tenía la máxima calificación crediticia. Pues bien, hoy en día existen dudas de que en los próximos años la deuda española pueda devolver el 100%, y de hecho las agencias de rating han bajado la calificación de la del Reino de España hasta acercarla a la de fuera de grado de inversión. En el caso de que dentro de unos pocos años España tuviese que hacer frente a una quita (como por ejemplo ha pasado en Grecia), la mayoría de los fondos garantizados no podrían cumplir con su objetivo de rentabilidad, y que el partícipe pudiese recibir el dinero esperado dependería de la salud financiera del banco promotor del garantizado.

De todas formas no olvidemos que los fondos garantizados no son el mejor producto para el inversor, mientras que sí que benefician a los bancos. Ellos consiguen mantener cautivos a los inversores con las comisiones de reembolso, mientras que cobran una importante comisión de gestión, por algo que se hizo en el momento del lanzamiento del fondo. Los partícipes pueden obtener mejores rentabilidades mediante una gestión activa consultando con un asesor financiero independiente.

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