jueves, 12 de julio de 2012

Resultados empresariales, lo que realmente importa.


Esta semana da comienzo la temporada de presentación de resultados corporativos para el segundo semestre del año, que como es tradicional, inaugura la acerera Alcoa en Estados Unidos y Banesto en España. En estos tiempos tan convulsos que estamos viviendo para los mercados financieros, en los que prácticamente todos los días los telediarios abren con la evolución de la prima de riesgo y la subida o desplome de los índices bursátiles, conviene que echemos un vistazo al principal indicador que nos puede adelantar como debe evolucionar la rentabilidad de nuestras inversiones: los resultados empresariales.

Efectivamente, cuatro veces al año las compañías cotizadas están obligadas a hacer públicas ante el organismo correspondiente (en España es la CNMV) la evolución de sus cuentas, en un periodo que no puede exceder de los dos meses y medio desde el cierre del trimestre. El objetivo es que el inversor pueda evaluar regularmente como está siendo la marcha de la compañía  y que previsiones manejan los gestores de la misma para el futuro más inmediato.

Hay una serie de indicadores muy seguidos para poder evaluar la buena o mala salud de una empresa, como son el beneficio neto, las ventas totales, el margen bruto, el EBITDA (beneficio antes de amortizaciones, intereses e impuestos)… aunque también interesa la comparativa con lo acontecido un año antes o en el trimestre anterior. De esta forma se consigue “desestacionar” los resultados, ya que hay compañías muy cíclicas, que en determinados periodos del año dan siempre pérdidas, mientras que los beneficios se centran en unos meses determinados. Sin embargo lo más jugoso es la “conference call” o teleconferencia en la que los principales directivos de la compañía, además de presentar a grandes rasgos los resultados corporativos, responden a las preguntas que analistas financieros o periodistas económicos les puedan plantear.

A la hora de tomar nuestras decisiones de inversión no está de más que nos olvidemos del ruido de fondo macroeconómico que últimamente está acaparando toda la información y bajemos al detalle de compañías en concreto. Las buenas oportunidades se suelen encontrar cuando se producen bajadas generalizadas en las cotizaciones o subidas en los tipos en renta fija de compañías por estar encuadradas en un índice bursátil, un área geográfica o un sector determinado. Lo recomendable es buscar compañías sólidas, que generen mucho flujo de caja libre, que sean líderes en su sector y que tengan un endeudamiento controlado.

La época de presentación de resultados es el momento adecuado para variar la composición de nuestra cartera porque nos va a permitir confirmar que hemos acertado en la elección de las acciones o ver en donde no se confirman nuestras expectativas y cuales son las nuevas oportunidades de inversión. No olvidemos que siempre se invierte en compañías (aunque lo hagamos a través de índices) y los resultados de estas son lo que más va a influir en su correcta valoración, por encima de coyunturas económicas o tendencias de mercado.

Por último, decir que la presentación de resultados es el talón de Aquiles del análisis técnico frente al análisis fundamental. Cualquier recomendación basada en el primero puede saltar por los aires en cuestión de segundos si las cuentas de una compañía sorprenden en gran medida de manera positiva o negativa  a las previsiones de los analistas. No olvidemos que lo que finalmente hacemos cuando se valora una compañía es actualizar a precios de hoy los resultados futuros de la empresa.

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