En
los periódicos económicos y en las páginas salmón de los diarios generalistas,
se suele prestar atención al precio del petróleo. Eso es así por dos razones:
en primer lugar, el oro negro es la principal fuente de energía que lleva
consumiendo el hombre prácticamente durante el último siglo y la evolución de
su precio sigue siendo un dato fundamental para multitud de variables
macroeconómicas de muchos países. En segundo lugar, se ha convertido en un
“activo financiero” y puede influir en la rentabilidad de nuestras inversiones.
Vamos
a prestar atención a esta segunda razón y analizar su influencia, y de rebote
la de las materias primas. Las comillas anteriores hacen referencia a que en
realidad el petróleo no es un activo financiero. Ni siquiera se negocia. Lo que
se negocian son contratos de futuros sobre su precio. Los futuros son unos
derivados financieros que nacieron para que las empresas y particulares que
trabajaban con materias primas y alimentos pudiesen cubrirse ante una eventual
pérdida derivada de la subida o bajada del precio de estos productos. Dicho
precio estaba y está sujeto a multitud de variables que ni se pueden controlar
ni prever, como por ejemplo las cosechas, desastres naturales, huelgas, accidentes,
guerras, problemas geopolíticos… Sin embargo, con el paso del tiempo y el
aumento de la liquidez, los contratos de futuros sobre materias primas dejaron
de ser una estrategia de cobertura para convertirse en una simple y pura
especulación.
Comprar
directamente futuros sobre petróleo no está al alcance de cualquiera porque el
precio del contado y del futuro no siguen la misma evolución. Una subida o una
bajada en el precio del contado (el del petróleo que físicamente entregan los
petroleros o los gaseoductos al cliente) no tiene porqué influir en el del
futuro. Esto solo ocurre cuando coincide con la tendencia de fondo del precio
(alcista o bajista). Por eso conviene que la persona que quiera destinar sus
ahorros a petróleo lo haga a través de intermediarios financieros o mejor
mediante fondos de inversión especializados.
No
está de más recordar, que el petróleo no es una inversión. El tener petróleo no
te va a generar ninguna renta, no te va a dar ningún dividendo ni a pagar
ningún cupón. Quién compra petróleo es porque quiere transformarlo y vender el
producto (gasolinas, queroseno, plásticos…) a terceros consiguiendo una
plusvalía. Comprando o vendiendo contratos de futuros, porque prevemos que el
precio del oro negro vaya a subir o bajar respectivamente, puede resultarnos
rentables o por el contrario ser una ruina. En la actualidad el petróleo no
pasa por su mejor momento y el Brent cotiza en el entorno de los 95 dólares,
casi a la mitad de su máximo histórico. Conviene no olvidarlo por si nos planteamos
especular con materias primas.
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