viernes, 15 de junio de 2012

¿Funciona la gestión intradiaria?


La gestión tradicional en el mundo de la inversión ha consistido en comprar o vender acciones y activos de renta fija. Sin embargo, con el desarrollo de los mercados de derivados financieros, la aparición de nuevos instrumentos y su gran liquidez, cada vez hay más fondos de inversión y empresas de servicios de inversión que eligen para gestionar sus carteras la gestión intradía. Pero ¿en qué consiste dicha gestión?

Aunque cada maestrillo tenga su librillo, básicamente consiste en hacer muchas operaciones siguiendo uno o varios índices o activos en los que se trata de identificar una tendencia de comportamiento. Lo más habitual es que las órdenes las genere un programa informático que, siguiendo en tiempo real los mercados financieros establece los niveles en los que hay que comprar o vender.

Como es lógico, ningún programa informático puede prever los cambios de tendencia a lo largo de un día. Sin ir más lejos cada jornada se publican noticias macroeconómicas y corporativas que influyen en el mercado, además de que en cualquier momento se pueden producir declaraciones, acuerdos, etc. que pueden cambiar la tendencia de manera inmediata. Por ello se suelen marcar “stop loss”, esto es, en cuanto se llega a una pérdida determinada se cierra la posición. El objetivo con esta estrategia es realizar muchas operaciones a lo largo del día, aunque sea con poca ganancia, y nunca dejar posiciones abiertas.

Pero, ¿es rentable esta estrategia? Pues hay de todo, hay fondos que con esta gestión consiguen una rentabilidad pequeña pero positiva y con una baja volatilidad, y fondos que obtienen altas rentabilidades y a veces elevadas pérdidas con alta volatilidad. De todas formas no hay que perder de vista, que además de estar sujeto al riesgo de cualquier gestor consistente en acertar o no en tus decisiones, esta estrategia tiene un par de problemas:  En primer lugar, el coste operativo es caro, porque en cada operación hay que comprar y vender, para un resultado de unos pocos puntos básicos. En segundo lugar, en momentos de tensionamiento de mercado puede ocurrir que no se encuentre contrapartida en los niveles deseados y haya que hacerlo a otros precios asumiendo un coste.

Lo que sí que hay en esta estrategia es un ganador claro: los brokers, que reciben sus comisiones por todas las operaciones que se llevan a cabo y ganan siempre independientemente del resultado que obtenga el cliente final. Antes de optar por este tipo de gestión, en la que lo que se nos vende son la excelencias de un programa informático que nos dice cuando comprar y vender, y en el que se reciben unas jugosas comisiones, es preferible destinar nuestro dinero a estrategias basadas en un análisis fundamental de bonos o acciones, en el que en cualquier momento alguien nos pueda explicar porqué se decide comprar o vender un activo con argumentos más solventes que “porque lo marca el ordenador”.

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