miércoles, 30 de mayo de 2012

EL ORO, ¿REFUGIO O ESPECULACIÓN?


Uno de los enunciados clásicos de la inversión dice que el oro es un activo que funciona como un valor refugio cuando se produce una caída generalizada en el resto de los mercados financieros. ¿Es cierto que sirve para preservar nuestro capital?, o ¿es un dicho más que circulan por los mentideros bursátiles?  (como “sell in May and go away” o “la vivienda nunca baja”), en los que unas veces es verdad y otras no.

Todo tiene su origen cuando los Gobiernos dejaron de lado el patrón oro, que les obligaba a tener como reservas en los bancos centrales en oro un importe equivalente al dinero fiduciario en circulación. Con esta no convertibilidad, los países podían imprimir todo el dinero que quisiesen aunque como contrapartida tenían que bregar con la inflación que esto llevaba aparejado. Por ello se consideraba que el oro mantenía su valor intacto, sirviendo incluso para mantener el poder adquisitivo. Sin embargo, después de transcurrir la segunda mitad del siglo XX y los convulsos años de este siglo, la percepción del oro como valor refugio ha cambiado en gran manera.


Para sacar conclusiones, lo más clarificador es analizar cuales son los factores que intervienen en la estimación del cual debería de ser el precio del oro. Nos encontramos, que salvo una pequeña parte, dedicada a la fabricación de objetos de joyería, el oro no tiene utilidad alguna. Se extrae, se funde, se le da forma de lingotes con unas medidas y pesos determinados, y se almacena en cámaras acorazadas de bancos, ya sean centrales o comerciales. No hay, pues, ninguna renta que actualizar, ni alquileres, ni dividendos, ni cupones… El tener oro no reporta ningún beneficio económico. Es más, los gastos de custodia, como nos podemos imaginar, son mucho mayores que, por ejemplo los de los activos financieros.
Nos queda entonces, que para la formación del precio de la onza de oro solo va a intervenir el libre juego de la oferta y la demanda. Se trata, además, de un bien con una demanda bastante inelástica con respecto al precio, que absorbe el incremento del stock existente sin que se produzca una variación significativa en su precio. Con todo esto tenemos que el precio del oro subirá si hay más personas dispuestas a comprar que a vender y bajará en el caso contrario.
Entonces, si el tener oro no nos genera ningún ingreso y en cambio soporta un gasto significativo, ¿cómo puede proteger nuestra inversión? La respuesta es que no puede. Al comprar oro apostamos que éste va a subir porque creemos que la situación económica va a empeorar y la gente venderá activos financieros y comprará oro. Pero podemos equivocarnos y que ocurra justo lo contrario, con lo que perderíamos dinero. También puede ocurrir que acertemos en nuestras previsiones y… que sigamos perdiendo dinero. El oro cotiza en dólares y en España vivimos en euros. Si el metal amarillo se revaloriza, pero lo hace menos que el euro con respecto al dólar, de nada nos habría servido nuestra apuesta.

En un momento como el actual, en el que todo va mal, estamos en recesión, el Ibex 35 se desploma, la prima de riesgo marca mínimos históricos… ¿Cómo es posible que el oro esté prácticamente igual que hace un año? Pues en primer lugar, porque como hemos dicho, no es un refugio, sino un mercado altamente especulativo. En segundo lugar no es cierto que todo vaya mal. El Standard & Poor´s 500 apenas ha caído, y en renta fija, los bonos americanos y los de los países más sanos del euro han reducido su rentabilidad a  mínimos históricos, y los diferenciales de crédito se han estrechado. Además, muchos inversores han decidido vender euros y libras y comprar dólares. Por último, estamos en un mundo globalizado en el que Estados Unidos y Europa se están quedando muy rezagados con respecto a muchos países emergentes en cuanto a crecimiento.  

La conclusión es que el oro no aporta nada a una inversión. No sabemos si va a servir como refugio en momentos de incertidumbre o de caída de mercados financieros, y tampoco puede asegurar el mantenimiento de nuestro poder adquisitivo. Incurrimos en unos gastos elevados, y además corremos un riesgo adicional por la evolución del tipo de cambio. Podemos sacar resultados parecidos invirtiendo en oro o jugando a la ruleta en un casino.

lunes, 28 de mayo de 2012

DEUDA ALEMANA, SIGUE INFLÁNDOSE LA BURBUJA.


La que hoy en día sigue considerándose como la inversión más segura, al menos dentro de la zona del euro, ha traspasado ya la condición de activo refugio para cada vez más ser una burbuja que algún día estallará. Si cogemos la curva de tipos de la deuda pública de Alemania nos encontramos con que ésta está prácticamente a cero para plazos iguales o inferiores a dos años y que por ejemplo a diez años, están en el entorno del 1,35%. Estos valores no son normales y tampoco se pueden explicar porque estemos en una época con bajos tipos de interés, ya que son muy inferiores a los de otros países de la zona euro, como Francia o Austria, por ejemplo, que no están atravesando grandes dificultades.

Entonces, ¿qué es lo que hay detrás de todo esto? Pues miedo. Primero hubo miedo a que Grecia no pudiese cumplir con sus obligaciones e incluso pudiese salir de la zona euro. Posteriormente hubo miedo de que Irlanda y luego Portugal necesitasen ser rescatados. A continuación fueron Italia y España las que sembraban dudas sobre si podrían enderezar sus cuentas públicas. Y por último está el miedo a que en Grecia se forme un Gobierno contrario a la permanencia del país en la moneda única y a que España vaya a necesitar nuevos rescates en su sistema financiero después de aflorar el caso Bankia. Cada vez que ha habido miedo, muchos inversores y/o gestores profesionales han optado por vender deuda pública de estos países con problemas (e incluso de otros como Bélgica, Austria, Francia u Holanda), para comprar deuda alemana. De esta forma han bajado los tipos de la deuda alemana y subido su precio, mientras que bajaba el precio de la deuda de otros países europeos, subiendo los tipos.

Sin embargo, todo tiene un límite y se ha llegado un momento que para el inversor no tiene nada de valor comprar deuda alemana porque con ello prácticamente solo se puede perder dinero. La cosa está clara en los plazos cortos, donde invertir un dinero para que en un plazo de tiempo determinado te lo devuelvan no tiene el más mínimo sentido financiero. En plazos más largos, todavía los tipos podrían bajar hasta el 0% pero cuanto más bajen estos, más dura será la caída en precios. No hay que olvidar, que por ejemplo a diez años los tipos de interés suelen moverse en circunstancias normales entre el 4% y el 7% y si tenemos un bono con una rentabilidad del 1,40% y los tipos subiesen hasta el 4%, nuestra inversión valdría muchísimo menos, ya que podríamos comprar el mismo activo con una rentabilidad mucho mayor. Si decidiésemos mantener el bono hasta vencimiento, ganaríamos un 1,40% anual, pero tendríamos un coste de oportunidad tremendo, porque podríamos ganar un 4% durante diez años.

Parece claro pues, que el precio de la deuda alemana está realmente inflado y llegará un momento en que se pinche la burbuja y los poseedores de bonos alemanes perderán dinero, pero no sabemos cuándo va a ocurrir. Puede ser pasado mañana, si por ejemplo el BCE empieza una compra masiva de deuda de países con problemas, puede ser en unos trimestres, si Alemania entra en recesión, (ya lo estaría si no fuese por las exportaciones) si el euro cambia su tendencia que acumula cuatro meses consecutivos de bajadas. O podría ocurrir en unos pocos años, cuando los países europeos solucionen sus problemas de déficit público y crecimiento.

Como conclusión, existen productos más rentables en renta fija que la deuda alemana (bonos de otros gobiernos de la zona euro, bonos en euros de compañías con buena salud financiera…) con los que además se corre menos riesgo de perder dinero. Si no tiene la suficiente cultura financiera consulte con un asesor independiente.

miércoles, 23 de mayo de 2012

GARANTIZADOS, NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE


Tras un buen año 2011 en cuanto a captación para los fondos garantizados españoles (especialmente para los de renta fija), parece que las gestoras españolas están volviendo a ofertar este tipo de productos en mayo de 2012. Los garantizados se han convertido en un producto muy popular entre los partícipes españoles, como lo demuestra que los de renta fija ocupen el primer puesto en cuanto a patrimonio gestionado con 35.000 millones de euros (según datos de Inverco a 30 de abril) entre los distintos grupos de fondos de inversión, y los de rendimiento variable el tercer puesto con 16.000 millones de euros.

Sin embargo, antes de suscribir un garantizado, hay que estar muy seguro de en lo que se está invirtiendo, de si ese es el producto que realmente necesitamos y de si sus costes son los adecuados, porque en muchos casos, lo que hay detrás de la compra de un fondo con garantía externa es la estrategia de captación de una entidad bancaria que necesita cubrir unos objetivos.

Un dato a tener en cuenta sobre los garantizados es que no siempre se puede tener acceso a uno que te resulte interesante, ya que éstos suelen tener un periodo de comercialización de poco más de dos meses, y están disponibles porque venza la garantía de un fondo ya existente o porque a la gestora (generalmente de un banco) le convenga complementar su gama de garantizados. Así nos encontramos con que ha habido meses en el que solo se ofertaban tres garantizados, no en una entidad, sino en toda España.

Si no tiene acceso a un asesor financiero independiente, en Mirodinero le damos una guía para suscribir o no este tipo de productos:
-  En primer lugar, tenemos que preguntarnos si es preciso tener inmovilizado nuestro dinero durante el tiempo que dure la garantía. Estos fondos suelen tener importantes comisiones de reembolso, de hasta el 5%, que debemos abonar si reembolsamos antes de tiempo, independientemente de si el valor liquidativo genera plusvalías o minusvalías. No debemos olvidar que hay otros activos, e incluso otros fondos, que nos pueden dar una rentabilidad parecida pero con liquidez total.
-          En segundo lugar, saber si la garantía que nos ofrecen es lo que andábamos buscando o no. Puede ocurrir que estemos buscando un 3% T.A.E, mientras que lo que se nos presenta es el 105% de la revalorización del Eurostoxx 50 durante un periodo de tiempo distinto. No debemos olvidar tampoco que hay fondos garantizados de rendimiento variable, que ni siquiera aseguran la recuperación de la inversión inicial.
-    En tercer lugar, entender en qué consiste la garantía. En el folleto de inversión de muchos garantizados, disponible en la página web de la CNMV, está explicada la garantía. No son raros los casos (de rendimiento variable) en los que se describen distintos escenarios y varias fórmulas matemáticas para describir la garantía, que no están al alcance de ser entendidos por el director de sucursal bancaria medio.
-     En cuarto lugar, ver el aspecto fiscal. La ventaja fiscal que tienen los fondos de inversión con respecto a otros productos, como los depósitos, por ejemplo, es que solo se tributa al reembolsar el fondo, pudiendo traspasarlo a otro producto y conservando toda la inversión. Sin embargo, existen los fondos garantizados tipo “rentas”, que con una periodicidad determinada (habitualmente trimestral) pagan la garantía en metálico. Esta garantía no la cobramos entera, ya que se le practica la consiguiente retención, y al final del periodo tenemos la inversión inicial.

Un tema fundamental es saber los costes que tienen estos fondos. Como comentábamos anteriormente, estos fondos tienen importantes comisiones de reembolso y suscripción, que pueden llegar al 5%, durante el periodo durante el cual dura la garantía. Pero además, la comisión de gestión anual suele ser elevada, sobre todo si tenemos en cuenta que una vez que se ha montado la estructura de gestión, al inicio del periodo, la estrategia es totalmente pasiva mientras dura la garantía.

Por último, debemos preguntarnos si no hay otro fondo parecido pero que nos vaya a dar más rentabilidad y/o tenga los costes más bajos. En muchos casos, la propia gestora tiene un fondo de renta fija con una duración similar al periodo de garantía, que tiene una comisión de gestión menor, y que al ser gestionado activamente puede obtener en ese plazo una mejor rentabilidad (aunque sin que esté garantizada por escrito de antemano). Para los fondos garantizados de rendimiento variable no es tan fácil hablar de productos equivalentes, aunque los fondos de inversión de renta fija mixta con poca exposición a la renta variable (no más del 10% o el 15% en acciones) o los de retorno absoluto de baja rentabilidad, por ejemplo los tipo VAR 2, podrían obtener resultados similares, y al ser gestionados activamente tiene la posibilidad de aprovechar mejor los movimientos de mercado.

Como conclusión, pregúntese si realmente va a necesitar invertir en un fondo garantizado, y si el producto que encuentra es el que más le beneficia a usted o si por el contrario es el que más beneficia a su entidad financiera.

Fuente: Analistas Mirodinero

martes, 22 de mayo de 2012

SEGURIDAD SIN BATIR A LA INFLACION


Por primera vez en su historia Alemania ha subastado bonos a dos años que ha conseguido colocar con cupón cero. Esto significa que los inversores prestan su dinero al Gobierno alemán a cambio de recibir dentro de dos años exactamente lo mismo. Esta operación, que carece de toda lógica financiera, hay que inscribirla en el renacido temor a que desaparezca el Euro y a que muchos Estados de la eurozonz no sean capaces de devolver su deuda soberana. Tanto énfasis que se está poniendo en evitar cualquier pérdida en nuestro dinero a toda costa nos ha hecho olvidar cual debe ser, siempre y en cualquier circunstancia, el primer objetivo de una inversión: el mantenimiento del poder adquisitivo.

Efectivamente, siempre se ha dicho que mantener el dinero “debajo del colchón” lo conservaba pero no se le sacaba rendimiento. Para ello había que llevarlo a un banco y prestárselo a cambio de un tipo de interés, cedérselo a un Gobierno o a una compañía a cambio de un cupón, o destinarlo al capital de una empresa con la esperanza de que ésta se revalorice además de cobrar dividendos por los resultados que reparta. La compra y depositaría de valores de renta fija lleva además aparejados unos gastos de administración y custodia que ya convierte en negativa (nominalmente) esta operación, pero qué podemos hacer para no obtener también una rentabilidad real (teniendo en cuenta la inflación) negativa?

La primera posibilidad es acudir a los bonos ligados a la inflación. Estos productos son emitidos por Estados, y en menor medida por corporaciones, que ajustan automáticamente el cupón que pagan con la inflación existente. Alemania es uno de los países más activos emitiendo dicho tipo de bonos, y no tendríamos más que comprar uno con un vencimiento en el entorno de los dos años si queremos combinar seguridad y mantenimiento de poder adquisitivo. El principal problema es que la inflación que se coge es la del país emisor, y la inflación española no siempre coincide con la alemana, siendo habitualmente más alta. Al no existir en España ningún bono ligado a la inflación, tendríamos que coger el de otro país de la zona Euro (Francia, Italia) pero nos encontraríamos, además de con el problema de la diferente inflación, con que no son tan fiables como Alemania.

Así que nos queda la solución de toda la vida, asumir un poco de riesgo para obtener mayor rentabilidad. Pero no perdamos la perspectiva y nos alarmemos con la palabra “riesgo”. A pesar de la crisis de deuda soberana que hay en la zona euro, hay muchos países que están lejos de quebrar o ser intervenidos, y no debe asustarnos comprar deuda de gobiernos como el finlandés, el holandés, el francés o el austriaco, por ejemplo, para nuestra cartera. Y en segundo lugar tenemos la deuda corporativa. Habitualmente se le ha pedido un diferencial de crédito con respecto a la deuda pública dado el mayor riesgo que esta representaba, pero nos estamos encontrando con compañías, o mejor, emisiones de estas compañías, con mejores posibilidades de ser devueltas que la propia deuda pública y que a pesar de eso tienen que pagar una mayor rentabilidad que la de Gobierno. Hoy en día se pueden encontrar, aunque con algo de dificultad, emisiones de renta fija a dos años, de grandes compañías industriales, con un rendimiento similar al de la inflación española, y con muy pocas o nulas posibilidades de que no devuelvan el principal.

Como conclusión, no hay que obsesionarse por evitar perder dinero a toda costa, porque estamos incurriendo en un coste de oportunidad. Existen emisones en el mercado que nos permiten, sino al 100% si a más del 99%, invertir en renta fija recuperando la inversión inicial y obteniendo además un rentabilidad que pueda batir a la inflación. Si no está muy seguro de cómo obtenerlo consulte con un asesor financiero independiente.

Fuente: Analistas Mirodinero

lunes, 21 de mayo de 2012

¿SIRVEN PARA ALGO LAS AGENCIAS DE RATING?


Recientemente la agencia de calificación crediticia Moody´s ha rebajado entre uno y tres escalones la calificación que otorga a los dieciséis mayores bancos españoles. La agencia atribuye estas rebajas a las condiciones adversas de la economía española, a la menor solvencia de la deuda soberana y al rápido deterioro de la calidad de los activos de estas entidades y la menor capacidad de estas empresas para financiarse en el mercado. Hasta aquí todo correcto. Se puede discrepar o estar de acuerdo con las explicaciones que dan, pero en principio parece una decisión bien razonada. Sin embargo, se complementan estas explicaciones afirmando que al igual que Standard & Poor´s hace pocas semanas, la rebaja se produce de forma automática como consecuencia de la degradación de la deuda del Reino de España y no motivada por la dinámica de cada una de las entidades. Además, esta decisión está en línea con la que la propia Moody´s realizó también hace pocos días con los principales bancos italianos.

Después de leer esta segunda explicación nos asaltan las dudas sobre la utilidad de las agencias de rating. Lo primero que hay que mencionar es que éstas tienen la política de no calificar a ninguna deuda corporativa mejor que la del país donde tiene la sede fiscal. Esta política, a día de hoy, y tras la crisis de deuda soberana que han vivido varios países de Europa, ha dejado de tener sentido. La razón es obvia, el objeto de una agencia de calificación crediticia es informar de la calidad de cada emisión que califican. Si empiezan a tener en cuenta consideraciones totalmente ajenas, ¿para qué sirven sus servicios? ¿Quién va a tener en cuenta sus recomendaciones? ¿Quién les va a tomar en serio? Si no cambian de política, van a conseguir que sus propios clientes (las compañías que emiten deuda) no acudan más a ellos ya que la información está sesgada.

Veámoslo con un ejemplo reciente. La más importante bajada en la calidad del riesgo ha sido de las tres mayores entidades (Santander, BBVA y Caixabank) a las que se les ha reducido en tres escalones. De esta forma se equipara con la deuda de España. Si analizamos por ejemplo a Santander, nos encontramos con una compañía que tiene únicamente el 12% de sus ingresos en España, y si empezamos a analizar sus cuentas vemos que trimestre a trimestre está dotando importantes provisiones para hacer frente al problema de los créditos dudosos en España (en el último trimestre ha dotado más de 3.000 millones de euros), y aun así le quedan unos beneficios netos superiores a 2.000 millones de euros. Con estas cifras, ¿puede explicar alguien de Moody´s porqué rebaja tres escalones el rating de Santander? ¿Es que ahora va a tener más dificultades para pagar su deuda que hace unos días? Si no hay más explicación que la entrada en recesión de España y el deterioro de su Economía y de las dificultades del sistema bancario español en general, permítannos que no tomemos en serio sus recomendaciones a partir de ahora.  

Analista Mirodinero